CONSUL y CONSULTAR



Originalmente, en latín, la palabra CONSUL designaba a cada uno de los dos magistrados principales de la República romana, designando el CONSULADO (CONSULATUS) la dignidad o función del cónsul. Ambas voces derivan del verbo CONSULO (que en castellano ha dado CONSULTAR): tomar una decisión, tomar una decisión demasiado grave contra alguien (castigar); mirar por, cuidar, velar por alguien o algo.
CONSULO tiene el mismo origen que CONSULTO (consultar): deliberar, discutir, reflexionar, ocuparse. CONSULTOR es un derivado con el agregado -OR, que indica agente. Vale tanto por consejero como por quien consulta.
Consulto es la forma del presente indicativo de la primera persona singular, siendo el infinitivo CONSULERE, formado por el prefino CON- (juntamente) y el verbo SULERE. 

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