LAUREL
El laurel es uno de los árboles o arbustos más emblemáticos del mundo mediterráneo. Sus hojas son usadas con fines medicinales y culinarios. El hecho de que las mismas permanezcan verdes y tupidas durante todo el año hace que se lo asocie con lo imperecedero, lo eterno. Ese carácter que lo asocia con lo divino explica porque se lo utilice en forma de corona para premiar la victoria. Quienes la obtienen son los laureados. El verbo formado a partir de laurel es justamente laurear.
Llega esta voz al castellano a través del antiguo provenzal u occitano laurier, laur. El provenzal lo toma del latín laurus. En la lengua del Lacio designaba tanto a la planta y a la corona hecha a partir de sus hojas como a la victoria o al triunfo. Quizá provenga de una palabra no indoeuropea que, a su vez, estaría relacionada con el griego daphne (laurel).
Lauretum o Loretum designaba en la antigua Roma un lugar plantado de laureles en el monte Aventino (Aventinum), una de las siete colinas de Roma.
Laura y Lorenzo (Laurentius: laureado) son dos nombre personales originados en el latín tardío que forman una misma familia con laurel.
Una de las Laura más celebres ha sido Laura de Noves, célebre belleza provenzal homenajeada por el poeta Petrarca (1308-1348). También es el nombre de una de las novelas más logradas de la escritora estadounidense Vera Caspary (1899 – 1987).
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